Ya no puedo caer,
mi amor es ya más grande
que las desilusiones
Puedes irte, lo sé,
pero sé que, hasta solo,
viviría mil años
He llegado a saber
que vivir es amar
hasta el fondo del alma,
donde una melodía
o un dibujo sencillo
pueden más que el olvido
Yo soy la Ceiba.
Tu, ciclón,
pasaste.
También voy a morir,
pero de pie
hasta el último momento,
nada de poco a poco.
Está ahí,
siempre.
Yo salto hacia la luz
y se me olvida
que está ahí.
No logro recordar
la primera vez
que lo supe,
lo sentí.
Nos llevamos
razonablemente bien,
también sabe
que yo estoy aquí,
siempre.
Y también se le olvida.
No tenemos prisa.
Hoy lo hemos sabido,
estábamos cantando.
Todo se hizo por unos segundos
infinito y perfecto.
Ya no preguntaremos
el cómo ni el porqué de este universo,
supimos sin palabras
aquello que es enorme,
que cabe en una gota
de aire,
de vino,
de tiempo.
Estábamos cantando
y era como volar.
Hoy es hoy
pero por poco tiempo.
Ayer también lo fue y dejó de serlo.
Mañana será hoy dentro de poco
pero por poco tiempo,
casi nada.
El mes que viene
todavía no existe,
igual que el mes pasado
que ya ardió.
Este mes es confuso
pues los días
no paran de cambiarse de vestido,
y cuando den las dos serán las tres.
AHORA es solo una forma de hablar
pero NUNCA es a menudo más denso
que la roca más dura y más fría.