que no se aprenden,
que se saben un día sin saber como,
de repente no están.
Salen sin avisar,
no anuncian su regreso.
Somos su casa,
y en silencio rogamos
que no nos dejen para siempre.
Les damos nuestro calor
agradeciendo que cuiden de nosotros,
para esconder el vértigo ancestral
de ser solo materia que se acaba.
Sonrisa natural |
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