Se reventó mi paz en la negrura
de tus ojos como ascuas insolentes
que guardan bajo llave lo que sientes
y secuestran mi aliento y mi cordura.
Nunca le di la espalda a la aventura
ni al vértigo de flechas y altos puentes,
y así mis ojos, versos elocuentes,
anhelan descifrar tu cerradura.
Corazón no completo ni vacío,
eres igual que el agua en las corrientes,
que se renueva en tanto que perdura
su andar hacia la desembocadura,
como los corazones de las gentes,
que antes de hacerse mar, han sido río.
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