La tarde se levanta,
harta ya de caer,
cansada de la luz de las campanas
que suenan amarillas al caer la tarde.
El día va a caer, no a levantarse.
Se aproxima pesado,
cae sobre los trasnochadores infelices
restregando con sorna los fracasos,
los mismos de siempre, los mediocres,
esos que ya parecen olvidados
.
La noche no nos cubre con su manto,
nos embelesa y nos desnuda de renuncias
para luego ignorarnos.
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