Las estrellas fugaces están solas.
Solo a veces se cruzan con miradas
en momentos de negras madrugadas
de confundir ortigas y amapolas.
Fugaces todos somos, como olas
que se van disolviendo en sus zancadas,
como niebla de fechas olvidadas
que enmudece guitarras y bandolas.
Cuadernos, yunques, brújulas y azadas
para ganar la luz, las maravillas
de nuestras breves vidas adornadas.
Embriagados de flautas y gramolas
bailemos como bailan las polillas
que mueren cortejando a las farolas.