miércoles, 29 de agosto de 2012

CITA EN UN SUEÑO



Si, ya sé que tus leopardos
no vendrán a la cita.
Puede ser que por eso
no logre recordar tu argumento y tu rostro
cuando me vea remando,
envuelto en las aguas exteriores.

Pero si, tras los montes, 
alcanzaras la orilla
y otearas los aromas, 
las cadencias y brillos
de refranes, tormentas, 
lisonjas y silencios,
los motivos efímeros
que van siempre conmigo,
también te servirá 
la risa, algún licor,
tortugas, palíndromos...

viernes, 24 de agosto de 2012

CANCELACIÓN DEL DÍA



También tu llegas en fecha errada.
Hace mucho, una tarde
equivoqué el camino de los días.
Mi reloj desde entonces
ya no recuerda el orden de las horas.

A veces, sin poder hacer nada, 
contemplo, 
como el paisaje que se aleja del  tren,
las escenas normales que nunca ocurrieron,
la vida que no viviremos
porque perdí, hace ya mucho,
el camino de aquel cuarto de hora.

Nadie salió a buscarme, tu tampoco,
y los dias no encuentran mi guarida. 
Otra vez voy a salir a patrullar
algún camino, 
aunque sea imaginario. 
Si tropezamos no preguntes la hora.

jueves, 23 de agosto de 2012

ATERRIZAJE DE UN PULPO




¡Que un rebaño de pulpos sobrevuele tu frente!

El tiempo me irrita.

Las horas
emulando el desfile de un batallón inacabable,
subdividiendose,
formando en distintas compañías,
pelotones en misión rutinaria, 
caracoles vacíos, brújulas extenuadas,
sopa de viento fugitivo.

Las horas impostoras
fingiendo transcurrir 
en una realidad falsa y absurda,
usurpando su papel
para burlar tu derecho a la verdad.

Las horas celestiales, relámpagos de gozo,
bendición cruel que se complace
en la melancolía ácida que impone.

Las horas ya muertas,
ignoradas, sin lápida,
reproche mudo en un bolsillo de otra prenda.

Y la hora en la que aparecerán
a poca altura
las bandadas de recuerdos voladores. 
Con sus tentáculos mesando tus cabellos
te anunciarán la hora
que siempre se aproxíma.

lunes, 13 de agosto de 2012

ESA HORA



La hora hueca,
llega de pronto
envuelta en otras horas
que tampoco saben transcurrir,
que terminan por la inercia
que todo consume.

Esa hora de ventanas ocultas
que me ven desorientado, sin empuje,
y, de reojo, murmuran ironías.

Esa hora que miro de frente
desafiando
el poder impredecible que nada en su placenta.

Esa cima desde donde contemplo
la terquedad del tiempo en sus tres formas:
no cambiar, no durar, no llegar.

Esa hora de silencios estridentes,
de universo frondoso y abismo sordomudo,
esa hora en que sospecho una puerta
y casi huelo el aire nuevo que hay detrás,
esta demasiado poblada de segundos,
todos huyen o mueren o se esconden,
ninguno grita "éste es el momento!"