Si aprendo a no mirarme en espejos ajenos,
a no medir a diario
la utilidad de mi ansiosa existencia,
quizás consiga
que tanta soledad no pese tanto.
Seré otro ladrillito colorido
en el mosaico inabarcable y vivo
que cambia hora tras hora su semblante
con infinitos ángulos de luz
y flota también solo en el espacio
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