Si, ya sé que tus leopardos no vendrán a la cita. Puede ser que por eso no logre recordar tu argumento y tu rostro cuando me vea remando, envuelto en las aguas exteriores. Pero si, tras los montes, alcanzaras la orilla y otearas los aromas, las cadencias y brillos de refranes, tormentas, lisonjas y silencios, los motivos efímeros que van siempre conmigo, también te servirá la risa, algún licor, tortugas, palíndromos...
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