miércoles, 13 de julio de 2011

PRO TOM


Un hombre, a cada poco, siente hogueras
mudas, iluminadas en su pecho,
el mundo no le cabe en las palabras.
Escribe del amor, sonríe y canta,
y al cantar del amor, sueña y escribe.


Un hombre se sumerge en su mundo de niño,
en su arco iris blanco y negro y sonoro.
Cuando levanta la cabeza, ve
gente que aplaude con hogueras en las manos, 
en los ojos.
Balbucea una disculpa distraída
por tanta belleza dejada en el aire.


Su piano es un velero, y es el viento
la pasión dibujada en su cara,
en su voz que no se rompe con el llanto
porque su llanto sonreído tiene alas
que remontan ese viento y contemplan
su bravo navegar enamorado.

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