Querida maestra,
aún no puedo ser feliz en el silencio,
necesito llorar y beber vino,
me he colgado una cruz que no comprendo.
Lo tengo todo claro
pero mi piel está hecha de preguntas
y estoy tan solo que el vino ya no puede.
Además, no le permito poseerme.
Ya sé que tampoco usted sabe,
aunque sepamos que es absurdo el vacio entre los astros...
Hay alguien ahí?
No veo nada.
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