Y en cualquier ola,
en cualquier cerveza al sol que por fin vuelve,
en cualquier aire de una noche sin frío,
vuelves a descubrir
el eco de las cosas que haces,
a sentir que tu cansancio fructifica.
Aunque sean pequeñas bayas tímidas,
servirán de alimento a un pajarillo
que, a lo mejor, lleva poemas a otra orilla.
Dicen los sabios que la energía perdura.
La de amar las cosas buenas de la vida,
sé que mantiene con su eco el equilibrio
en el que flota entre sus propias olas fieras
la especie humana, que tanto se maltrata.
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