jueves, 7 de abril de 2011

PIO VERDADERO

 EL MONTUNERO DE CUBA
 Lo mejor que se puede hacer en la vida es cantar, decisión libre y cotidiana que ayuda más de lo que pensamos en la tarea de vivir. Así pasó la vida Pio, hasta morirse de viejo cantando. Sin alarde, con su sentido del humor fino y discreto, manejando con un aplomo casi solemne su sobriedad melódica.





No me digas más mentiroso,
no me digas más.
No me digas más mentiroso,
no me digas más.
Una vez quise pasear
y me fui de pesquería,
pero no es mentira mía
esto que voy a contar.
Un caimán en alta mar
con una pita pesqué.
La barriga le piqué
y para que usted lo escuche
durmiendo dentro del buche
un caballo le encontré.
No me digas más mentiroso,
no me digas más.
No me digas más mentiroso,
no me digas más.
En la finca La Guaracha,
y no es mentira tampoco,
sembré una mata de coco
que me daba remolacha.
Había una cucaracha
que me enyugaba los bueyes
y cerca de los jagüeyes
sembré un rabo de jutía
y me nació el otro día
una mata de mameyes.
No me digas más mentiroso,
no me digas más.
No me digas más mentiroso,
no me digas más.
Yo he visto un chivo cantar
y un guanajo maromero,
un cangrejo pelotero
y he visto un gato nadar.
He visto un perro bailar
el ritmo del guaguancó,
una vaca que nació
con colmillo de elefante
pero no he visto un cantante
más mentiroso que yo.

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