Hay luces que se apagan de repente,
y la cola del fulgor que estalla hacia lo negro,
imprime en la retina del olvido
una pregunta.
Dime, luz que no tenías porqué apagarte,
¿Si esa tarde no hubiera llovido,
cual sería el nombre del capitulo siguiente?
Tu, luz que nunca deberías haber brillado,
si hubieras querido merecer tu brillo,
¿Que caminos estarían abiertos,
y cuantos estarían recorridos?
Tu, luz definitiva, si te enciendes,
¿Me alumbrarás y yo te daré formas?
ya es hora de que empiece
nuestra segunda parte.
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