Todas las cosas del mundo tienen ritmo,
oleaje, crepúsculos, latidos,
hambre, sueño, deseo, decepciones,
risa, ira, ternura, indiferencia...
Demasiados poetas, demasiadas canciones
afirman sin pensarlo más despacio:
¡solo tu mi amor, sin ti no hay nada,
sin ti mi vida es un error, una desgracia!
¿Quien merece ese premio, ese castigo
de ser imprescindible, responsable
de la felicidad o de la muerte en vida
de alguien que, por azar, nos acompaña
en un trayecto que no puede ser eterno?
Libertad, soledad, binomio falso,
y falso el amor ciego y propietario.
Pasión, inteligencia y desatino,
no se excluyen, a veces son amigos,
y como amigos discuten, se distancian,
se añoran y se buscan, beben juntos.
Y festejan que las cosas de este mundo
tienen ritmo de tormentas y bonanzas.
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