Me apoyo suavemente en lo que pasa.
Así mantengo el equilibrio del que sabe
que hace ya mucho tiempo que emprendió el viaje,
que al destino aún le quedan muchos soles.
Y besos,
los que serán sustento para poder quedarme,
los que, al no florecer,
abrirán el vacío que obliga a los poetas,
otros que curarán lágrimas ya olvidadas.
Me apoyo dulcemente en lo que sueño,
y a veces me sostiene,
antiguo compañero que discute y no ofende,
el dolor, que no aumenta,
que no reclama ningún protagonismo,
que es mi paisaje, junto con la esperanza.
Tibau do Sul, Brasil |
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