ya alimenté espejismos,
ya recorrí sumiso
despachos, vacaciones y almacenes.
Rellené formularios contra el viento,
y las redes
quedaban siempre trabadas y deshechas.
Mirada turbadora de anaconda,
ensaya en otra parte tus guiones,
ya tengo dentro
los anticuerpos del amor insuficiente,
puedo bañarme en aguas azuladas,
secarme frente al sol que ya se aleja,
y no hallarme cautivo
de la belleza de las oportunidades.
Amables bichos, generosos abrazos,
no insistan, conmigo
perderían su tiempo y el mío.
Convincentes lisonjas, buenas tardes!
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