te crecen esperanzas como las malas hierbas.
Una huerta no suele prosperar sin labriego,
brotan senderos ciegos...
Rastríllalos! mata.
Ara a conciencia,
que salgan a la luz topos y escarabajos,
que se vayan con su música a otra parte!
Alinea y abona tu surco de silencio
de norte a suroeste hasta cerrar el círculo.
(Si llovieran semillas verticales
del vacío exterior, del espacio profundo...)
No te distraigas, mata.
Abre las compuertas de todas las acequias,
espera a que se allane el agua.
Si ves que emergen las rutinas estériles,
Ara otra vez,
a fondo,
que se deshagan las telas urdidas
por los senderos ciegos
con hilo de esperanzas
trepadoras,
vanas,
desorientadas.
Decide de una vez
lo que vas a sembrar en tu surco.
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