Vieja amígdala
del llanto sin origen
en un martes cualquiera del invierno
segregas tu licor
sin salir de tu secreta madriguera
No entiendo tu renuncia
a la erradicación de los microbios grises
duele la tarde
los días serpentean
por el barro tranquilo
A veces se diría
que ya te pones vieja
que ya solo caminas
para no anquilosarte
que ya solo interpretas
bagatelas livianas
Sé que te apagarás sin dar señales
para que nadie note
que tú también te fuiste dejándome dormido
y al despertar
no estaban ya tus ropas ni tu aliento
solo dejaste
suspendidos en el aire
intermitentes
tus ojos de silencio
acechando
mis noches de inquietud sin argumento
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